Tradiciones
Tradición heredada
En este sitio se llevó a cabo, como cada año, La Huehuenchada. Es una tradición heredada por generaciones: los pobladores se disfrazan de curiosos y típicos personajes de un pueblo: un ropavejero, bolero, panadero, policía, globero; una pareja de viejitos, de novios con todo y sus padrinos, por mencionar algunos; son numerosos los creativos personajes que se dejan ver en la festividad del Día de Muertos. Los huehuenches representan a los difuntos que salen de sus tumbas a visitar con alegría a sus familiares y bailan por las calles, del 31 de octubre al 2 de noviembre, al ritmo del alegre compás del Acapulco Tropical.
“Los huehuenches salen del panteón porque se supone que ellos representan a las almas que nos vienen a visitar”, decían nuestros abuelos.
Los sayones
La Semana Santa se viste de colores en Tetela del Volcán con Los sayones, tradición ancestral que año con año aumenta su número de seguidores. Los sayones son personajes que escenifican a los soldados que crucificaron a Jesús. Usan sombrero de colores y dimensiones extraordinarias, máscara de cuero, machete, capa y peto.
Los sayones se acompañan de motocúes, personajes que visten de color verde y amarillo, sin sombrero y con dos máscaras: una al frente y otra en la nuca. Éstos se encargan de mantener el orden de los sayones, para lo cual usan cadenas. Otros personajes muy importantes son los cuatro reyes que dirigen a los sayones, van vestidos de colores y corona, y en su mano traen una botella llena de pintura que simula la sangre de Jesús.
La segunda semana de febrero es la celebración religiosa en el convento de Tetela; el 4 de agosto, la fiesta al santo patrono de Hueyapan; el 29 de septiembre, funciones religiosas, en honor a la Divina Providencia, además de peleas de gallos y jaripeos; y la famosa celebración de la Feria del Higo.
Leyendas
Cuentan que los primeros españoles, que llegaron para someter al pueblo, estaban encabezados por una mujer muy valerosa de nombre María Estrada, quien —a caballo con lanza y adarga, y al grito de “Santiago y a ellos”— sometió a la población.
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